Y me vuelvo a encontrar escribiendo sobre este enigmático profesor de historia.
Hace alrededor de un año, publiqué una entrada en la que explayaba todos mis sentimientos encontrados con el personaje de Satsuki Shishio y el final que recibió en su correspondiente manga: Hirunaka no Ryuusei. Hasta el sol de hoy, sigue siendo mi entrada más visitada en este blog y, a la vez, uno de los primeros resultados que arroja google al momento de buscar el nombre de mi amado Shishio sensei (hecho por el cual estoy muy orgullosa y agradecida). Una pensaría que la herida se habría esfumado después de un año de haber leído el manga pero, contrario a lo que esperaba, esa herida sigue presente. Sigue presente en forma de cicatriz, una cicatriz que duele y retuerce mi estómago cada vez que pienso en esa injusticia de final. Y entonces ocurrió: Yamamori Mika realizó un capítulo extra enfocándose exclusivamente en Shishio, ofreciéndonos así la posibilidad de sanar de una buena vez las millones de apuñaladas al corazón que recibimos las personas amantes de este individuo con olor a cigarrillos y café tras ver que perdió contra su rival Daiki Mamura.