Lo bueno, lo malo y lo discutible de Devilman: Crybaby

viernes, 16 de marzo de 2018


Oh Devilman, el héroe justiciero que recibió su nombre por medio de una traición, que despertó por su amabilidad y que encontró el amor humano.

Sé que para el momento de la publicación de esta entrada el furor y la fiebre por la más reciente adaptación de Devilman está totalmente disipada del ambiente. En parte, se debe a que fue sólo hace poco que por fin tuve la oportunidad de ver la serie en su totalidad y que me dije que quizás todo lo que me hizo experimentar el anime merecía una humilde entrada en el blog. En principio evité deliberadamente ver la serie, sabía que no sería de mi estilo y agrado pero ante la gran popularidad que adquirió, terminé por ceder y queriendo formar mi propia opinión de la obra. Esta entrada no es una reseña ni mucho menos, es algo un poco más elaborado que eso y espero y aspiro que resulte menos esquemática que mis Tsubame Opina. Simplemente redactaré con lo que me salga de la mente y el corazón, como he hecho en veces anteriores en el blog con el donghua How Steal 55 Kisses y con mi extenso desahogo sobre Satsuki Shishio. Así que sí, a lo mejor es preferible que vayan poniéndose cómodos, agarren algún snack de su preferencia y estén preparados para una posible larga lectura.

Advertencia: la siguiente entrada contiene SPOILERS de Devilman: Crybaby. Si sigues leyendo es bajo tu propio riesgo.

Empezaré diciendo que todo lo que exprese acá es mi opinión y estoy al tanto de que mucho de lo que comente pueda resultar errado o incluso refutable, pero en eso consiste opinar: en tomar una postura en temor de la verdad de la opuesta. Dicho esto, espero que se respete todo lo aquí escrito y yo actuaré de forma recíproca. Ya habiendo aclarado lo anterior, tengo que decir que mi opinión general de Devilman no es muy positiva, diría que apunta más hacia un agrado regular, aunque progresivamente creo que la serie original de Netflix logró tomar mejor forma y como resultado mi gusto en cada episodio también mejoró. Para efectos prácticos de este escrito añadiré subtítulos, así no me perderé y ustedes, lectores, tampoco. Vamos a ello.

Lo malo...

Comenzaré por lo malo por dos razones: la primera es que personalmente siempre me gusta más decir/escuchar lo negativo primero para luego recompensarlo con lo bueno, y la segunda es que tengo la ligera impresión de que comentaré más cosas aquí que en el resto de la entrada, pero puede que me equivoque. Bien, algo que sin duda tiene toda mi relación disonante de amor-odio hacia algún aspecto de la serie es el diseño de personajes y animación. El diseño no es uno propiamente convencional, tira más hacia lo minimalista y simple, que resulta estéticamente agradable en muchísimas ocasiones pero que en otras me parecía muy poco pulcro y hasta burdo. Sé que quizás eso fue hecho de una forma totalmente intencional pero es que incluso había escenas en donde Akira comía de forma trivial y no era necesaria tal tosquedad e inconsistencia en la animación, porque sí, para mí la hay. Otra palabra que quizás sea la más ideal para describir cómo me parecía la animación de la serie es desproporcionada, basta sólo con ver el horripilante diseño de Psicótica Jenny para ejemplificar este punto (aunque después de ver el diseño del anime original, la de Crybaby es toda una Afrodita). En general este último aspecto cumple su función pero podría haber sido mucho mejor de lo que fue, aunque por supuesto, el hecho de que es prácticamente el primer anime original de Netflix en su totalidad justifica un poco las cosas, pero sigue habiéndome molestado.

En fin, ya habiendo comentado sobre ese apartado técnico, tengo que hablar sí o sí de la historia. Para mí lo peor dentro de todas las cosas negativas que podría decir de Devilman: Crybaby es el manejo y desarrollo de la trama, especialmente en la primera mitad. Sin exagerar, el primer episodio de la serie es una de las más terribles primeras impresiones que he tenido en un buen tiempo. Fue desordenado, aleatorio y daba más preguntas que explicaciones. Todo sobre el personaje de Ryo y su relación con Akira parecía hecho a los trancazos, sin preparación suficiente. Simplemente no puedes hacer un time skip de diez años en el tiempo, decir que el rubio personaje de ojos azules es un genio de dieciséis años, y que por eso tiene todo el derecho de portar armas y manejar un auto a su libre albedrío sin ningún tipo de identificación japonesa o justificación lógica alguna. No tiene sentido y punto (tampoco me parece que la explicación de los dos episodios finales haya ayudado a esclarecer un poco más las dudas respecto a esto pero ya no hay remedio). Y ni hablar del comportamiento de Akira, quien fue un completo idiota al ni siquiera cuestionarse un poco las motivaciones de su amigo con todo el tema de los demonios desde un principio. No, el iluso protagonista tuvo que esperar a estar en la discoteca del pecado ambulante para empezar a entrar en crisis y arrepentirse de haber seguido a Ryo. Me resultó absurdo y ni siquiera el final con la transformación de Akira en Devilman me pareció convincente. 

De todas formas continué viendo el anime y, paradójicamente, mejoraba y empeoraba al mismo tiempo. Mejoraba porque empezaba a adquirir verosimilitud pero empeoraba con su forma tan básica de explotar los elementos violentos y sexuales. Ahora, puedo comprender que dichos elementos fueran utilizados de modo gráfico y explícito con total intencionalidad, pero en más de una ocasión sentí que se les había ido de la mano o no aportaban nada en absoluto para la serie o a la posible crítica que trata de transmitir la misma. Pondré de ejemplo un momento en el que Miko, ya convertida en una Devilman en todas las de la ley, está en medio de la calle y es asaltada por un hombre que le ofrece tener sexo con ella, cosa que en efecto pasa poco después por su apetito demoníaco, y termina abruptamente con la chica volándole los sesos con una pistola al hombre  pero a pesar de ello continúa fornicando con el cadáver. Esto último es sólo uno de los muchos momentos dignos de la popular expresión “WTF” que la serie escondía bajo la manga de vez en cuando y que, reitero, no daban ningún tipo de aporte, ni siquiera bajo la visión de una crítica a la banalidad de la sexualidad hoy en día, o del evidente mensaje de la serie acerca de cómo los verdaderos demonios habitan en el interior de los seres humanos, una clara alusión a la frase de Shakespeare: “El infierno está vacío y los demonios están aquí”. Sentí a lo largo de todo el transcurso del anime que más allá de lo necesario para la historia se caía en un fanservice depravado y desbocado por el sexo y la violencia, dejándose la serie en sí a secas y con potencial desperdiciado.      

Lo bueno...

Me gusta pensar que con cada obra que veo o leo y que quizás no haya podido disfrutar tanto como me hubiera gustado, tengo la posibilidad de remover con unas pinzas invisibles algunas diminutas cosas que considero valen la pena y me hacen sentir que nunca va a haber tiempo desperdiciado. Con Devilman: Crybaby afortunadamente tengo alguna que otra cosa que destacar. Para sólo contar con diez episodios, logró de alguna manera hacer que simpatizara con el elenco principal. De ahí que las consecuentes muertes –en especial las de Miki y los raperos- me resultaran extrañamente dolorosas. Ya que he mencionado a los raperos, tengo que decir sin ningún remordimiento que son los mejores personajes secundarios posibles que la serie se hubiera podido inventar y que junto a Miki fueron mis preferidos. Me pareció ingenioso que sus raps iban acordes a lo que pasaba en la historia y que al final no fueran una especie rara de comic relief sino que también se unieran al bando de los protagonistas. Miki, por su parte, es un personaje excesivamente relevante para la trama y que a la vez me hacía pensar en que era demasiado buena para estar en una serie como a la que pertenece. Es una pena que no sintiera la misma empatía por los demás personajes pero al menos lo recompensaba un poco con los ya mencionados. La banda sonora también me resultó sublime, en especial las OST que sonaban en las escenas más tristes y melancólicas.  El manejo de los colores fue acertado, aunque opacado por la desproporción que ya comenté en el apartado de arriba. Finalmente, sonará cruel, pero lo mejor que le pudo haber pasado a la serie fue su final, del que obviamente surge la reflexión y lo discutible del anime.


Lo discutible...

No es un secreto que Devilman: Crybaby está lleno de simbolismos y alusiones a la religión cristiana y elementos bíblicos. Incluso aquella bochornosa escena en que Miko se está masturbando y emite gemidos de burro tiene un significado de por medio, uno que admito no sabía de no haber sido por las diferentes explicaciones que encontré por la web y las dadas por mi mejor amigo vía chat. De por sí estoy consciente de que quizás obvié muchos de aquellos significados ocultos y no tan ocultos que Devilman: Crybaby maneja, sin embargo para el final del anime consideré que había algo mucho más allá en la historia que mostrarnos la lucha de los demonios versus la especie humana. Lo que plantea el desenlace de la serie es que Satanás, el diablo mismo en persona, es capaz de amar. Esto, a pesar de ser implicado únicamente en el episodio final, puede palparse y reflexionarse desde el principio de la segunda mitad con el episodio de Silene. Me desagradó por completo el personaje de Ryo pero es, sin cuestionamiento, el que más invita a la discusión. Además, aunque pueda costarme admitirlo, es viendo la historia desde la perspectiva de Ryo que más se le puede sacar punta y provecho al mensaje y temática de la obra.  Como bien sabemos al final de la serie, Ryo es el mismísimo Satanás y ha tenido el propósito de destruir a la humanidad desde que estuvo presente en la tierra como castigo divino. A pesar de esto, conoce a Akira y forma un vínculo de amistad con él, lo que hace que después de la destrucción del mundo Ryo llore por la muerte de la única persona por la que sentía una especie poco convencional de estima. 

De acuerdo con Aristóteles “amar es querer el bien del otro en cuanto otro”, es decir, querer el bien de alguien, siendo ese alguien la persona amada. El querer el bien del otro se refiere al querer la mejora de ese otro, que desarrolle sus potencialidades y alcance la máxima perfección posible. Entonces y en base a lo anterior, ¿Ryo realmente quiso el bien de Akira? La respuesta, para mí, es un rotundo sí. Por supuesto, no es una forma de querer el bien del otro de manera convencional, pero Ryo quería que Akira se convirtiera en Devilman más allá del objetivo oculto de su plan malévolo. Inconscientemente, Satanás quería que su amigo sobreviviera el inminente cataclismo que suscitaría de sus acciones, quería que desarrollara ese potencial de soportar a Amon dentro de su cuerpo para así dejar de ser un llorón –perfeccionarse y ser mejor persona-, y finalmente quería que fuera un Devilman para así tener a su lado a un ser amado que gobernara junto a él en la supremacía demoníaca. Me gustaría aclarar aquello que digo sobre “ser amado” en base a lo siguiente: C.S. Lewis describe en su ensayo “Los cuatro amores” que la amistad es una forma de amar y que es el amor menos natural pero simultáneamente el más espiritual de todos, incluso que es el único amor que le permite a los humanos aproximarse al nivel de los ángeles. El autor también comenta que muchas veces puede ser confundido con la homosexualidad y, disculpándome de antemano con cualquier posible lector que apoye al ship de Ryo x Akira, creo que en este caso particular Ryo sólo ama a Akira de forma amistosa. Explicaré mis razones a continuación. 

Lewis comenta también que la amistad es el menos natural de los amores porque es el menos biológico de todos, porque uno decide contraer el vínculo de amistad con el otro, que se fundamenta y sustenta muchas veces en el compañerismo, no en el instinto. Entonces, Ryo decide seguir siendo amigo de Akira por su acto de voluntad. Él podría perfectamente haberlo dejado cuando era niño, seguir con sus impulsos de matar animales pequeños de por ahí con su exacto. Pero no lo hizo: decidió ser amigo de Akira, decidió cultivar aquel compañerismo que se veía en su jugar juntos, en su infancia juntos. Del mismo modo ocurre con Akira, quien también amó a Ryo en una profunda amistad. Con Akira, incluso, se aprecian muchas más formas de amar, pero retomaré este punto en otro momento. Volviendo con Ryo y su amor de amistad, recordemos que él al recuperar su forma original tiene un diseño bastante angelical para ser el demonio supremo. Y es que el otro nombre de Satanás es Lucifer, el ángel caído. Comenté antes que el autor británico de las Crónicas de Narnia también decía en su ensayo que la amistad es el amor que debe ser el más similar al de los ángeles, podría decirse entonces que en este caso también es el más similar al de los ángeles caídos. Tiene sentido, creo yo, que lo sea; debido a que Ryo no es un ser humano y por lo mismo es que no experimenta como tal las otras tres formas de amor de acuerdo a Lewis (afecto, eros y caridad). Lo que ocurre con Ryo es que él está en la Tierra por haberse revelado en contra de Dios y como dice San Juan “Dios es amor”. Resulta irónico y trágico para Ryo que aquello por lo que fue en contra fuera al final aquello que le causó la más grande desdicha y oquedad en su interior. 

Denis De Rougemont dijo que “El amor deja de ser un demonio solamente cuando deja de ser un dios” y, siguiendo en la línea de utilizar el ensayo de Lewis como mi apoyo para la entrada, el autor descompone y reescribe a la frase de la siguiente manera: “El amor empieza a ser un demonio desde el momento en que comienza a ser un dios”. Naturalmente se confunde muchas veces que toda forma de amor es un dios y ahí caemos en el error, surgen perversiones para esos amores como indica Lewis. Devilman: Crybaby a lo largo de sus episodios muestra cómo esas perversiones prevalecen por encima de todo en la sociedad humana: celos, odio, traición, entre otros. Dios y Demonio están estrechamente relacionados en la serie, como se puede ver. He leído y escuchado que al final, Ryo se ve condenado a un ciclo eterno en el que ocurre exactamente todo lo que vimos en pantalla durante nueve episodios y medio, repitiéndose constantemente sin evasión o cambio alguno. Es decir, Satanás tiene que volver a experimentar el amor, volver a sufrir por él una y otra, y otra vez por toda la eternidad sin poder hacer nada al respecto para cambiar su destino. Personalmente me gusta creer que al final Dios triunfa y del apocalipsis hay un reinicio total donde se empiece desde cero, es un cierre dentro de todo feliz. A pesar de ello admitiré que quizás la teoría anterior es la más probable y correcta, dado que el décimo episodio finaliza con la misma imagen del mundo orbitando en el espacio sideral que se ve al inicio de la serie. Si bien esto se puede dejar a la interpretación de cada quien, finalizaré lo que quiero comentar acerca de Ryo diciendo que él amó egoístamente pero a fin de cuentas, amó. Para ello hace falta también conocerse a sí mismo, proceso por el que pasa Ryo abruptamente en los últimos episodios al recordar cuál era su objetivo y verdadera identidad. Sólo al hacer eso es que después se dio cuenta de que en efecto amaba a Akira.

Ya que nuevamente he mencionado el nombre del llorón número uno, retomaré aquel punto que asomé antes acerca de cómo él muestra varias formas de amar. En principio, el más evidente de sus amores es el de amistad. Ya he hablado de este anteriormente, así que comentaré acerca de los otros tres. El segundo amor que Akira demuestra en su obrar es el afecto, aquel que Lewis describe como “el amor que tiene el padre hacia la prole”, en otras palabras, la mejor manera de verlo es como el amor de familia. Es ese cariño que se tiene por lo viejo, en el sentido de que es eso que evoca recuerdos y produce melancolía y nostalgia: el suéter que cosió la abuela, la comida de mamá, etc. Akira tiene afecto por la familia de Miki, por sus propios padres e incluso por Ryo, en la medida de que este último le recuerda a su niñez. Akira también experimenta el amor de eros, aquel que le corresponde a los que están enamorados, hacia Miki. Sí, nunca fue capaz de concretarlo o hacerlo llegar su punto más álgido pero él quería entregarle toda su intimidad a Miki y esperaba eso de ella hacia él. Finalmente, Akira muestra ampliamente un amor de caridad, aquel que consiste en el querer el bien de cualquier otro por encima del propio, cuando trata exhaustivamente de salvar a la humanidad de sí misma. Akira puede ser algo así como una personificación total de todas las formas de amar, de todos los vínculos que puede formar la persona a lo largo de su existencia. 

Ya para ir cerrando la entrada en general, quisiera comentar acerca de la última “conversación” entre Ryo y Akira en medio del fin del mundo. Es más bien un monólogo, uno que se da bajo las estrellas, que demuestra lo vasto del universo y el infinito al que se verá expuesto Satanás en su codena y que también habla sobre la trascendencia, porque el amor es un querer que va mucho más allá de lo patente

¿Y a ustedes qué tal les pareció Devilman: Crybaby? ¿Les gustó? Yo acabo de comentar un poco filosóficamente sobre él y espero que la entrada haya sido de su agrado, a pesar de su longitud.

Difiero con la postura de que ya puede ser uno de los mejores animes del 2018 pues todavía queda mucho año por recorrer, pero reconozco que desde el punto de vista reflexivo, la serie me ha gustado y tiene más fuerza que muchos otros títulos.

Por ahora yo voy desplegando mis alas y preparándome para retirarme de estos cielos paradójicos llenos de demonios, sangre amarilla, amor y violencia.

¡Hasta el próximo vuelo!  

     

6 comentarios:

  1. (。◕ ‿ ◕。)/ Holaaa!!!
    amiga por que me haces esto, yo soy muy amiga de los spoiler, pero por este anime es el unico que ha logrado que no quiera hacerme spoilers de el, de hecho he leido algunas reseñita sin spoiler y solo quiero verlo :c

    asi que me pasare de nuevo cuando lo vea, un beso -3-

    Espero puedas pasarte que estés bien!

    穛 S4Ku SEK4i®

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    1. ¡Hello Saku! Pues, más que una reseña es como un análisis de ciertas cosirijillas del anime, así que fue por eso que incluí spoilers (¡disculpa ;)!). Si la ves y vuelves a pasarte por acá, me cuentas que tal.
      ¡Un abrazo!

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  2. La verdad es que no conozco mucho de Devilman, creo que podría comenzar con esta historia para comenzar los otros titulos; lo tendre en pendiente ya que quiero hacer un brutal reseteo con Cutey Honey

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    1. Yo no conocía para nada a Devilman, supe de su existencia gracias a esta versión, y aunque la parte final me haya semi gustado y hecho reflexionar, en general no me anima a seguir viendo las demás versiones. Aún así, si le echas un vistazo me gustaría saber tu opinión :)
      ¡Saludos!

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  3. Bueno debo decir que hay un antes y un después en mi vida gracias a Devilman Crybaby. Hace mucho que no veía un anime que me generara aquellas emociones. En solo un día terminé el anime y a la semana consumí todo lo que tuviera el nombre Devilman en si.
    Lo consideró un anime brutal y que resalta lo que es una verdadera tragedia. La animación refleja la locura de la sociedad tal cual, simplemente magnifico. Este fue el anime que hizo iniciar con las reseñas, si bien ya lo tenia planeado, mi hype por esta serie fue el detonador principal.
    Aquí te dejo mi opinión de ella:
    https://gseyoakemonogatari.blogspot.pe/2018/01/devilman-crybaby.html

    ¡Un abrazo!

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  4. A mi no me gustó, siendo fan de Go Nagai creo que este devilman es DEBILman por lo lloron y mamon que es. Creo que no supera al anime clásico con los ovas y menos al manga original. Quizás solo sirva para que las nuevas generaciones de otakunis se interesen por el gran anime clásico.

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